miércoles, 29 de diciembre de 2010

De absurdos y otros relatos

El cristal murió congelado.
Se ha empañado, se ha empeñado en dejar de vivir.
No percibe la realidad sino edulcorada
por la ausencia de visibilidad.
El mundo que traslúcido reflejaba
hace tiempo que se aagó.

martes, 30 de noviembre de 2010

The final countdown

SEGUÍA CAMINANDO,
SIN SOPESAR,
SIN ATENDER A ADVERTENCIAS.
COMPROBABA QUE SUS PIES SE SOSTENÍAN
DESCONOCIENDO INCLUSO DONDE SE APOYABAN;
SE ADENTRABA EN LA NOCHE
EN LA QUE HABÍA PERDIDO TU MIRADA;
SE PERDÍA EN LA NIEBLA DE SUS PALABRAS.
NO IMPORTABA COMO HABIA LLEGADO,
AHORA YA NO,
NI TAMPOCO COMO O CUANDO SALDRÍA,
IMPORTABA QUE ESTABA DENTRO.
GANÓ LA BATALLA
QUE ESTABA PERDIDA
CONTRA AL TIEMPO.
SE ESCONDIÓ ENTRE TUS SONRISAS,
SE BURLÓ DEL OLVIDO,
ACAMPANDO EN TU RECUERDO.
INSTALARÁ SU CAMA,
EN TUS NOCHES EN VELA.
NO IMPORTA COMO HA LLEGADO,
ESTÁ DENTRO
Y SE QUEDA AQUÍ.

Inexistencia

A veces desaparecía.
A veces sin querer, otras no tanto.
Se volvía tan invisible
que apenas ella misma era consciente
de su propia existencia,
de su inconsciencia.

En esos días en los que
a veces sin querer, otras no tanto,
olvidaba su Blackberry en casa,
se quedaba sin batería
o no encontraba cargador;
días en los que
salía demasiado exhausta del trabajo
demasiado cansada para cualquier plan
que no fuera el de no existir...
Es en ese punto en el que
el mundo se para.
Silencio.
Su conciencia por fin se calla.
Y espera, durmiendo,
aguanta sin vivir algo más de tiempo,
el necesario para permitirse una tregua.
Es en ese punto en el que
dejo de ser ella
y empieza a sentirse bien asi:
perdida, distante, callada, fria....
invisible.

Consumiéndonos

Solía compararse con la pescadilla que se muerde la cola...

Pero Alexandra contemplaba horrorizada como él era incluso más ambicioso, como se devoraba por dentro y por fuera a si mismo, como no se conformaba únicamente con su extremidad trasera.

Entró en una cadena de placeres que cada vez le dejaba menos márgen para respirar, una cadena que mientras le ahogaba, le producía un placer indescriptible gracias a esa adrenalina recién liberada.

Entró en un bucle de silencios que también le había dejado a él sin voz.
Entró y no supo como salir.

A medida que se iba adentrando, la puerta de salida se iba difuminando, se perdía en una tercera dimensión cada vez más lejana.
Del mismo modo, como espectador extrañamente objetivo de su derrota, sus ganas de acabar con la oscuridad iban creciendo, quería anticiparse al final.
Comenzó y esta vez si, supo como terminar.
Y llegó el final.

Y con el final se rompió el silencio, el placer; con el final se agotó su aire.
Su cabeza estallaba con el estruendo de los llantos de los más allegados; sentado al borde de una torneada madera de pino contemplaba su cuerpo magullado, sus ojos caricaturizados en una inmensa palidez.

Su placer terminaba donde terminó su adolescencia.

Su respiración entre raso blanco era algo más que breve, era irreal.

Como irreales habían sido sus ganas de vivir...

martes, 23 de noviembre de 2010

El nº 1 en la escala de Richter

Salió de casa enfundada en unos pantalones de cuero, botas de tacón y un jersey que sin mostrar, insinuaba.

Su demora habitual en las citas no se presentó esta vez.

14:00 y allí estaba ella, 15 minutos eran los que distaban para que él apareciese y los que ella necesitaba para organizar sus ideas.

Maquillada pero natural, arreglada pero informal.
No sabía que decir ni a donde mirar.

Cada vez que el nº 1 en la escala de Richter invadía su intimidad mediante una llamada ambigua o un mensaje sin demasiados detalles, todo su mundo temblaba.
Temblaban sus recuerdos, sus cimientos, su cordura. Temblaban hasta las piernas lo poco que el cuero las dejaba.

Alexandra había aprendido a lo largo de estos años que debía guardarse siempre un as en la manga, tener siempre un reguardo por si el producto no sale como deseas que te lo cambien por otro, debía tapizar la silla con dos o tres respaldos porque conocía lo incómodo de quedarse sin nada.

Con él lo había apostado todo y en un 15 Negro ganó la banca.

El nº 1 era de apuestas seguras, de puntadas con hilo, de saber de que pie cojea el de enfrente.

14:20. Aparición estelar.

Le había concedido 5 minutos más para que ella pudiese elucubrar su plan. Esos 5, igual que los otros 15 no sirvieron o fue ella la que no sirvió.

¿Realmente era un juego de estrategia? ¿Había que saber cuando mover ficha p debería ser puro azar apto para todos los públicos?

¿Es el amor un juego de dos que perjudica gravemente la integridad del menos aventajado en estas artes?

lunes, 15 de noviembre de 2010

Distorsión con premeditación y alevosia

Tenía 2010 defectos: era insistente, obstinada, fluctuante en su humor, excesivamente clara, cortante o borde,...y 2004 más que no os voy a contar, sino sabríais tanto como yo y esto no pretende ser intercambio de información productivo.

Tenía dos o tres virtudes, escasas pero afianzadas. Una de ellas, la empatía.

Había conseguido entender lo incomprensible y perdonar lo que a mil ojos era imperdonable.
Había logrado sentirse menos dañada por entender las circunstancias de los de enfrente.

La empatía era algo más que sonreir forzadamente por no compartir ideas, la empatía era calzarse los zapatos del otro, probarse de abrigo su piel y sentir el mismo frio o la misma calidez.

El PROCESO DE EMPATÍA con mayúsculas y luces de neón, lo había culminado con Tatiana.

(O al menos eso creia ella.)

Seguramente la desconfianza de Alexandra viniese determinada por su código genético y seguramente también, Tatiana tuviese un código genético completamente opuesto.

No compartían visión de la moda, ni de los hombres, ni del destino.

No compartían nada y lo habían compartido todo: tiempo, sonrisas, cigarros, lágrimas y alcohol.

Siendo consciente de todas estas disparidades y de que Tatiana llevaba un tiempo, largo pero constante, sin encontrarse en su mejor época, ella intentó transmitirle, a su manera, su cariño, que se sintiese escuchada, entendida, arropada.

Le había mostrado o de-mostrado que si seguía por ese camino, que a su juicio no desembocaba en nada positivo,lo entendía y estaría ahi; si decidía emprender uno nuevo, lo entendería y estaría ahi.
Sin embargo, si decidía dejar de caminar y revolcarse en el fango, si decidía resignarse, Alexandra estaría ahi,pero nunca, never,no taxativo, podría entenderlo.

Tatiana percibía en otra realidad: no se sentía respaldada, no sentía el apoyo ni de ella ni de nadie y lo expresaba de modo explícito, susurrando al silencio, o a todo el que la quisiera escuchar,que no lo sentía ni lo había sentido.

Tatiana había arrojado la toalla.

Al parecer Alexandra tenía que renunciar a contagiar su vitalidad, a animarla a buscar nuevos horizontes, nuevas metas y a luchar por lograrlas.

Al parecer, si Alexandra la quería, debía ser más empática. Entender sus desventuras, su rendición, su desgracia, su resignación. Debía entender que la realidad la persegía y pisoteaba para arrebatarle lo poco que ella quería, realidad que por otra parte ella había distorsionada con premeditación y alevosía.

Aunque la proposición/consejo/advertencia amistosa de Tatiana podría parecer muy razonable con otro enfoque, Alexandra se planteó abandonar el proyecto, abandonar el proceso de empatía.

Y como ya os he explicado antes, la obstinación está entre sus d-efectos personales. Se planteó abandonar y abandonó.

Lo hizo por ella misma.
Odiaba no terminar sus proyectos, odiaba no poder hacer alarde de su empatia, odiaba no poder seguir a su lado ...pero se detestaría a si misma si la animase a dejar de caminar, a continuar en standby, a vivir sin quererlo, sin disfrutarlo, a vivir sin vivirlo.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Adrenalina aumentando.Incremento de la presión cardíaca. Bienestar. Increible bienestar.
Sonrisas dibujadas atípicamente.
Distorsión.
Al principio era solo ocasional.
La intensidad de las percepciones se multiplicaba.
Era consciente de que se podía enganchar, incluso de que ya lo estaba.
La dosis de los fines de semana se fue extendiendo a algún uqe otro día semanal escogido al azar.
No era suficiente.
Me pedía más.Y yo necesitaba más.
Bajo sus efectos las horas pasaban demasiado deprisa, no podía controlar la sucesión de hechos, la velocidad de miradas, de palabras, de momentos.
Cuando se dió cuenta era tarde.
Dependencia. Necesidad.
AUSENCIA.
Era tarde, demasiado tarde.


Era adicta a él.







Retales de adicción.
La situación se presentaba como extrañamente similar.
Cortina blanca, paredes blancas, estiraré el brazo para coger el móvil y sorprenderme de lo tarde que es. No hay móvil, no hay mesilla.
Girar el brazo me duele especialmente, muevo los ojos para averiguar lo que sucede.Me han cogido una vía.
Llevo las manos a la cabeza, me tapo con fuerza la cara avergonzándome de mi misma, de la situación, del desconciero. Me acabo de arrancar algo. Exploro hasta reconocer unos finos tubitos que me supongo que me suministran dosis minimas de oxígeno..y aún así, siento que me ahogo....
Ignoro, desconfio, temo, ..
Voces, preguntas, caras desconocidas y por fin tú.
-A mi no me muerdas eh!
Y a pesar de que te veo cada día cuando me despierto, hoy no te imaginaba allí.
Se qué te encantó la gente que conociste entre los blancos pasillos, que consolidaste tu relación y demás...pero por muy bien que te lo hayas pasado...prometo no volver a hacerlo.
Encontraba el amor en cada cuerpo, en cada mirada, en cada sonrisa.
Acariciaba la felicidad cada noche, brindada por las mismas palabras en bocas de hombres distintos.
Quizá la diferencia con todas las demás era que ella no se engañaba, que ella sabía que el amor caducaba.
¿Cincuenta años y bodas de oro?¿Un mes?¿Unas horas?
Las fechas solo eran para ella números vacíos, como esos dichosos códigos de barras, nunca logró entender su importancia.
Como muchas otras, se dejaba una pequeña parte de si en cada nombre. Dsifrutaba de la textura e incluso del estampado de las sábanas, de un afeitado reciente o de la barba de tres días, de acariciar una nuca desnuda o deslizar sus dedos por una melena descuidada.
Definía el amor como algo, sobre todo, relativo: relativo en tiempo, en duración, en intensidad, en entrega.
Disfrutaba de pasiones fugaces con desconocidos que se cruzaba miradas tiernas, lascivas incluso, a la salida del trabajo.
Conocía amores diferentes abriendo su corazón y sus piernas a todo aquel que le producía un leve cosquilleo con cada palabra.
Puta era para ella una palabra que, como los malditos códigos de barras, nunca entendió. Una palabra pronunciada por aquellas que se contenía de hacer aquello de lo que ella no se avergonzaba, por aquellas que sufrían por no ser capaces de dejar de engañarse.


Retales de Hipócresía.
Treboada.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Despellejándolo

Cuando el ayer vuelve, ella ya no se fia de sus intenciones. Menuda es ella para eso!
Demasiados desperfectos a causa del temporal, ahora está protegida.
El día que le preocupó la vuelta del pasado no fue con el primer café ni con el primer cigarrillo a medias. Se hizo esperar. Volvió con sigilo, jugando con la estrategia de lo inesperado.
Se planteó pasar al plan B cuando le volvía a mirar a los ojos en silencio, diciéndoselo todo, dejando pasar el tiempo. Decidió que era necesario actuar cuando de su boca salian algo más que palabras, lanzaba rayos y truenos, escupía que querer era poder, sugería cama después del café.
Era el momento. El derecho nunca había sido lo suyo, asique probó con el revés
Le dió tanto la vuelta como a un calcetin en la lavadora. Se olvidó del cuerpo que tantas veces se había amoldado a las formas del suyo.
Ahora era solo entrañas,visceras y un flauta travesera.
El instrumento tocaba para sus caderas pero el tiempo había pasado y ella se había olvidado de bailar.
Él la incentivaba. La esperaba. Pero rozándola. Rozándola mucho. Porque el roce hace el cariño.Porque el roce hace la pasión.
Y antes de incendiarse, volvió a darle la vuelta. Y no le gustó.
Y menuda era ella con sus castings de selección!
Y ya ves, esto como las lentejas, si quieres las comes y sino...

-Espera.Me tengo que ir, acabo de recordar algo, siento dejarte así.
Ya hablamos, te llamo, ok?

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martes, 2 de noviembre de 2010

¿Y entonces que?

Hay días que Alexandra no vive.
Transcurren momentos importantes en su vida en los que Alexandra no está.
Son situaciones en la que no es cuerpo.
Se convierte en etérea.
Es efímera, es silencio.
La verdad es que cuando mira atrás no recuerda ni el como, ni desde cuando
Se olvidado de sus reacciones,de sus relaciones.
Se ha olvidado de la espontaneidad, de la vida de su sonrisa.
Pero el motivo de su inanimado semblante es otro.
Es complicado encontrar a tu peor enemigo frente al espejo, que sean tus ojos los mismos que devoran tus entrañas.
Y eso es lo que sucede, que ha dejado que le gane la partida su otro yo.

viernes, 29 de octubre de 2010

Errores

Necesitaba un solo motivo y coleccionaba más de un millón.
Buscaba una oportunidad cuando ya había deshechado las mejores.
No caminaba en la misma dirección que su mirada.
Era una constante contradicción.
Cuando se le retorcían las entrañas por alguien,la razón sobraba.
Y se equivocó.
Y odió equivocarse una vez más. En lo mismo.
Odió caminar entorno a la misma piedra con la paciencia suficiente para que el tiempo le hiciera olvidar la primera caida y la 2º fuese igual de dura.
Igual de innecesaria.
Sin embargo, necesitaba un porque.
Necesitaba un motivo.
.
.
.
.
.
.
.
Coleccionaba más de un millón

sábado, 16 de octubre de 2010

Caotica Alexandra

Descubro. Ignoro. Siento. Com-padezco.
Salgo. Bebo.Me Nublo.
Sigue ahi. Vete.
Invademe. No.
Quiero re-descubrir.
Déjame. Vuelo.
Caigo. Siempre caigo.
Siempre vuelvo a volar.
Paciencia.
Silencio.
Reflexión.
Mi mundo?
Dejame.
Vuelo.
Siempre caigo.
Siempre vuelvo a volar.

viernes, 8 de octubre de 2010

"El cordobés"

En un guión de Anna Casanovas la historia no hubiese dado tanto de si.

El cordobés era alto, moreno, de mirada intensa, de sonrisa timida y en ocasiones pícara, como la del archienemigo de Batman, el Joker.
Pero sorprendentemente, había más..
También era interesante, atractivo, impredecible, sexy e imaginativo.
Sin embargo, todo ello no valía nada en el momento en el que ella se encontraba.

Alexandra repelía todo cuerpo que desprendiese un alto nivel de testosterona.
El ultimo encuentro con su amor nº1 en la escala de Richter le había dejado un sabor demasiado amargo y la lengua tan aspera como la de un gato callejero.
La aparición del Cordobés fue una bala del destino que no sabía si solo era para herir o para matar.
Ambos buscaban quemar sus problemas en un fuego de dos, en pasión sin complicación, en simple química.Colisionaron frente a frente. Aún buscando lo mismo, no quiso suceder.

A mitad de camino entre el roze y el cariño,surgió la mentira y Alexandra atacó con el hambre de la sabana africana, saco la fortaleza de una leona ante una manada de hienas. No consentiría ser un juego más, puede que si el único, pero no uno más.

Le dedicó todos aquellos (des)calificativos que habia guardado en la recámara durante años y que nunca habían llegado a su destino, cada uno de ellos con nombre y apellido. Se desahogó ahogándolo a él en esa sensación de vacío que había experimentado tantas veces, en esa injustificación de sus actos por activa y pasiva. Desnudó su vulnerabilidad explicándole que el fin no justifica los medios.
Él aguantó el tirón estoicamente.

Cuando la adrenalina de Alexandra descendía notablemente y se disponía a cambiar de actividad, el cordobés le pidió volver a verla, sin más, después del chaparrón.
Y fue entonces cuando quiso incluir a aquel capullo integral en su dieta.
No entendía porqué asumir ese riesgo, porqué exponerte a más críticas, porque no optar por el polvo fácil.

- Me gustan las mujeres con carácter y tu lo tienes.

Hubo un segundo encuentro, breve, intenso. Después él pondría rumbo a Italia y allí, tendría muchas gallinas para tan poco zorro
.
Sin embargo, a 3000 km él seguía buscándola, ella seguía su particular cruzada.

Se levantaba con sus buenos días, se acostaba en sus mejores noches.
Aún así, ella se defendía sin que la atacaran, estaba inquieta, previsora, a la espera de un nuevo golpe, que tarde o temprano, sabía que llegaría.

Para Alexandra el querer y no poder era intolerable; esa vez quería y no podía,pero toda regla tenía su excepción. Y él era el caso.

Ambos sentados frente a poco mas que una pantalla planeaban sus citas: Ayer, cibervisita al palacio veneciano,hoy fiesta del pijama, mañana relato erótico...
Se sucedían las irrealidades, aumentaba la implicación.

Irremediable deseo. Ganas impresas en el interlineado.Pasión. Morbo. Calor. Miradas. Ton ti ta. Le gusta. Sonrie. Coquetea. Vuelve a sonreir. Idas. Venidas. Ganas. Muchas ganas. El. Fantasea. Ella. Imagina. Nuevo dia. Deliciosa rutina. Otra vez. Frente a frente.Lejos. Muy lejos. Muy cerca. Casi aquí.


Aquella noche Alexandra habia quedado para cenar, plan informal, noche de amigas, caza de lobos. Sin embargo, las faldas mas cortas se habían quedado en el armario, los tops mas sugerentes seguían ordenados por colores. Arreglada pero informal, antes de iniciar la cacería su presa ya tenía nombre y apellidos: "el cordobés"
Él la esperaba, sin prisa, con ganas...


Continuará----

martes, 14 de septiembre de 2010

Noches demasiado cortas que terminan al amanecer

La noche le proporcionaba vida. Le mostraba la otra cara de la moneda, las pausas intercubateo eran un sinfín de historias para recordar y alguna para no dormir.
La marcha militar de civiles conocidos y por conocer era considerablemente más numerosa en verano.

Creo recordar que fue uno de esos días.

Alexandra acompañaba a una amiga y experta cazadora apodada Renault, algún día explicaré el porqué y le regalaré todas las entradas de este blog de las que es merecedora.

En escasos minutos logró localizar a su presa, estudiar su medio, explorar su entorno y atacar.Efectivamente y contra todo pronóstico, él se dejo cazar, 100% de efectividad.

En la otra mitad de la pantalla, Alexandra y él amigo de la presa de su amiga.Tan surrealista que podía ser el guión de una peli de Almodovar.
Para abreviar y porque esa ha sido su esencia desde entonces hasta hoy, él será el soldadito marinero.

El meticuloso análisis que Renault le estaba haciendo a su presa auguraba largas horas de espera.

Alexandra estaba agradeciendo que aquel soldadito marinero no fuese un fantasma poligonero. Los amigos de ambos quedaron a un lado y las conversaciones se centraron en ellos. La espera llegó antes de lo esperado, la despedida los pilló sonriendo.
Después de esa noche hubo muchas otras en las que se encontraron en el mismo velero. Hubo muchas otras en las que cogieron billete para el mismo naufragio.

Él sabía que ella era distinta a las demás. Ella sabía lo que había detrás del uniforme.

Pocas eran las posibilidades de encuentro y excesivo el estado de embriaguez de ambos en esas ocasiones.Alexandra sabía que muchas de las conversaciones eran estúpidas y besuguiles, pero los abrazos eran reales.

El soldadito marinero había conseguido, casi sin hacer ruido, hacerse un hueco en su memoria, en su recuerdo, a pesar de que era enormemente despistada.

El destino le había jugado una mala pasada, castigándolo tres partidas sin jugar, como si fuese culpable de caer en la cárcel del juego de la oca.

Ahora, recordando, analizando, Alexandra comprendió que nunca había querido ser la sirena de ese soldadito marinero, pero tampoco hubiese estado a la altura. Prefirió quedarse en un espacio intermedio, entre el colegeo y la amistad, en una realidad paralela entendible a ojos de pocos y en ocasiones, incomprensible para ellos mismos.

¿Realmente era tan importante la denominación, catalogarse en un espacio o en otro para que los demás te puedan identificae?
Ella creía que no, creía que él tambien lo sabía. Lo único imprescindible para ella con lo "desconocido" es su coraza, nunca le había dicho que la sonrisa con la que le había dicho adiós será la misma con la que, después de un descanso en la partida, le dirá: Bienvenido :) .
Nunca se lo había dicho, creía que él tambien lo sabía.

sábado, 4 de septiembre de 2010

El alma gemela y otros cuentos chinos

No sabía exactamente como había llegado aquel cuento chino al occidente más incrédulo, pero era innegable que una vez la epidemia se había extendido, era imparable.
La búsqueda cada vez era más ansiosa, más exigente, más desesperanzadora.
En un café de sobremesa en el que se trataban los asuntos del día con la misma seriedad que en una cumbre del G-8, Lucía sentenciaba de modo repetitivo:

- Podría ser, podría ser real, pero no dejaría de ser una putada. Saber que existe, que en alguna calle de alguna ciudad hay una persona que te complementa, un alma gemela, es la tortura del anhelo. Es el querer y no poder. Es una búsqueda con posibilidad de recompensa, con posibilidad de decepción. ¿Sabríais decirme cual es mayor?

La verdad es que ambas no se habían privado de buscar almas y cuerpos, gemelos o mellizos...

Esa noche no iba a ser distinta a pesar de que el ánimo de Alexandra no estaba en su momento de máximo apogeo. Buscó en su agenda el nombre apropiado y lo encontró en la P.
Pablo era mayor que ella, atractivo, agradable, un canalla de los que sabían regalarte el oído, justo lo que necesitaba.
Quedaron en su casa, un apartamento con decoración minimalista en la zona sur de la ciudad.
De camino, Alexandra aprovechaba cada semáforo, cada stop, para revisar su aspecto en el espejo retrovisor. No se sentía demasiado atractiva sin embargo, siempre se había mostrado segura de si misma, confiada en sus posibilidades.
Al llegar, le esperaba una copa de vino y un hombre que revisaba cada milímetro de su anatomía con una mirada curiosa, impaciente.
En la segunda copa la mano de Pablo se deslizaba con seguridad por sus hombros.
Solo hicieron falta un par de halagos y una copa más para que él la arrastrase a la chaise longue.
La mañana siguiente había sido increíblemente lúcida, la ausencia de resaca estaba siendo muy productiva.
¿Que tortura era mayor? ¿La de saber que hay alguien para ti que probablemente no encuentres jamás o la negación de su existencia que provocaría que nos conformásemos con cualquier capullo, sin esperar a la flor? No sabía si Lucía tenía razón pero ella lo tenía claro, mientras busca a su media naranja, va comiendo mandarinas.

jueves, 12 de agosto de 2010

Recuperando viejas costumbres...el caparazón

Había llegado el momento de decir adiós o al menos hasta "pronto".
Se marchaba con la maleta llena y las entrañas vacías.
Realmente le costaba asimilar ese quiero y no puedo.
Alexandra había encontrado en el propietarios de la "grande de España" algo más que un recuerdo amargo del pasado.
Él, a su vez, había redescubierto lo frágil que era su envoltorio de chica de gama superior cuando caía en manos de un experto en desnudar almas.
Ella vomitaba las mariposas que antaño tanto había perseguido, el ocultaba sus temblores de nivel 3 en la escala de Richter tras una hiperactividad inexistente.
Durante este tiempo habían robado algunas medias horas más de las establecidas por convenio a la empresa, perdían el tiempo en volverse a conocer, en replantearse lo planteado, en soñar lo terminado, en esquivar lo vivido.
Estos instantes eran solo el café de media jornada de cara a la galeria.
Una rutina sin más visceralidad.
Aunque los dos sabían que la salida de escena de Alexandra supondría la bifurcación de sus caminos.
A pesar de que ella no quería, a pesar de que él se negaba.
Tenían otras opciones, segundas oportunidades aun sin agotar, un mañana de dos a medio redactar...
Tenían física, química y casi memorizado el temario de anatomía.
Solo carecían de lo fundamental: valor.
Alexandra emprendía una nueva aventura laboral en Paris, exquisitamente próxima para los turistas, infinitamente distante para el amor.(Seguiría estando en uso ese concepto o ya lo habrían declarado obsoleto?Amor...)
La noche antes de marcharse digamos que no fue excesivamente extricta con las pautas de sueño, digamos que no pego ojo...
El nerviosismo, la incertidumbre de llegar a un lugar nuevo, enfrentarte a trabajar en un idioma que desconoces, asumir la profunda soledad de las primeras semanas... Lo habitual en una situación similar.
O casi. A los factores causantes del insomnio podríamos añadir la tristeza de no volver a verle, de obligarse a olvidar su sonrisa, de extibguir los buenos recuerdos; la impotencia de saber que como dice el bolero "si ella dice ven, él lo dejará todo". Y aún asi, se propuso, entre lágrimas, permanecer en silencio.
Incluso dejando que volase su imaginación se intuyó comprando un billete de avión con dirección a Paris, incluso se imaginó también entregándoselo en la última parada para el cafe de la mañana.
Evidentemente, la imaginación se cansó de volar y pasó a estar de guardia un órgano mucho más sensato.
Esa mañana, la última, llego tarde a trabajar, desaliñado y con aspecto de haber pasado una noche igual de idílica que la de Alexandra o incluso mejor. Se disculpó por haberse retrasado dado que era su último instante eterno de café y buena compañia.
Esa mañana, la última, él le contó que había pasado la noche desvelado, que tenía una extraña intuición. Su presentimiento le llevaba a esperar hoy algún tipo de sorpresa en las manos de aquella mujer, tal vez con sorpresa quisiera decir "me.esperaba.que.esta.vez.fueses.tu.la.primera.en.dar.el.paso", ya sabeis lo complicada que es en ocasiones, pocas, la mente masculina.
Entre risas le explicó que dentro de su fantasía se había imaginado que se quedaría o incluso mejor, que le regalaría un billete de avión invitándolo a ir con ella a Paris.
Alexandra se rió con el, quedandose a las puertas del querer y no poder.
Él de la "grande de España" se quedó con el titulo pero sin segunda oportunidad.
Ambos querían, ambos podían.
Pero yo que se, que se yo, incoherencias del amor.

jueves, 22 de julio de 2010

Aún así, quedarán muchos mañanas

Aquella noche había dormido lo que correspondia por protocolo, su sobriedad era perfecta.
Las neuronas de Alexandra no se ocupaban demasiado de fechas pero ese día habían hecho un esfuerzo...
Sin embargo, no recordaba la última vez que un te quiero había resucitado en su boca.
No le costaba demasiado mostrar su lujuria, sus deseos, su des/hinibición pero a la hora de dejar las cosas claras el precio a pagar era demasiado caro.
Y precisamente hoy que se había acordado, decidió que era un precio que podía pagar.
Se fumó el último cigarrillo y caminó decidida en busca del pijama de oysho más apto para un recado de última hora.
Por el camino decidió distraerse de las miradas curiosas que la apuntaban usando el cerebro.
Se planteaba si relmente la beneficiaba esta inestabilidad laboral, la incertidumbre, si compensaba una preparación tan intensiva en tierra si prefería el mar. Veía pasar el tiempo del L.43-MANZANA,el de las cenas de pinchos y cañas, el tiempo de Alexandra.
Y si realmente ese tiempo le pertenecía...merecía la pena ser la cigarra que espera la oportunidad mientras ve el mundo pasar o deberíamos sentir que el tiempo son siempre el mismo día en la vida de la minúscula hormiguita?
De cualquier manera el tiempo le había quitado días al tiempo con ella.
La echaba de menos tanto como una gata a su celo.
Y como se había acordado, en su bolso de mercadillo había un sobre con su dirección como destino entre rascacielos y un folio en blanco.
Quizá los titulares de la semana habían apagado sus impulsos, su fanatismo por la conducción, por el factor sorpresa, por verla sorprendida.
Ella, con su dominio de la psicología de particulares y extraños sabría leer entre líneas:

El futuro aun está por escribir.


La correspondencia se ahogó en aquella pequeña alcantarilla que conducía a Correos y supo que ese no sería un día más,aunque todo siguiese con una monotonía elevada a la enésima potencia, era increible poder seguir disfrutando de su singularidad.

miércoles, 23 de junio de 2010

Malas compañias

El propietario de la "Grande de España" había convertido a Alexandra en su confidente, ella a su vez lo había considerado una excelente motivación para desplazarse a aquel reino del caos, que era su trabajo.
Él, con una vida proxima a lo marital, le narraba su astío,la hacía participe de sus desventuras con la rutina, la miraba con ojos infieles.
Ella, casada con su libertad mediante un contrato de por vida, solo sonreía.
Antonio era su jefe, apodado el caudillo no precisamente por su don de gentes. Antonio también coqueteaba con ella, en un intento sutil pero desesperado de volver a llamar la atención de alguien que le devolviese su prehistórica juventud.
Sin embargo, este día a día tenía un punto gracioso a la vez que insoportable.
A diario el subconsciente, con el sub en minúsculas,provocaba que ella y él decidiesen revisar el cuarto de contadores a la misma hora que el otro.
El encontronazo daba lugar a un cigarrillo, o dos, y a intercambiar algo más que tres impresiones.
Día a día se forjo una rutina sin pacto explícito. Una rutina de la que él disfrutaba.
Esta tarde entre pitillos, caudillos y miradas que atraviesan hasta el orgasmo, él decidio invitar a Alexandra a una cerveza a la salida. La implícita postdata de su invitación sugería discreción y aseguraba un productivo acercamiento.
Él buscaba un si.
Ella respondió:-Mañana.
Cuando volvieron a incorporarse a su puesto de trabajo, ella pidió cita para depilarse.

martes, 27 de abril de 2010

De putas y borrachos

7:15 A.M
Y como diría su madre y la madre de muchas: A esa hora de la noche solo quedan en la calle putas y borrachos!
Le frustraba más la idea de excluirse de ambos grupos que la incertidumbre de antaño por saber en cual estaba incluida.

Su reloj solo marcaba las 8 A.M en noches de jueves a sábado.
No tenía claro si la decisión había sido fruto de su impulsividad,de su atracción por el plurimpleo o del deseo escondido entre sus tacones de volver a verlo.
Áyer era su primer día.

Caminando a su recién estrenado trabajo se cruzaba con decenas de Alexandras.
Zapatos sofisticados pero provocadores,vaqueros que dejaban intuir lo que la luna escondía y maquillaje que en algún tiempo pasado había sido mejor(concretamente 14 vodkas antes)
Recorrer los 200 metros que separaban su nueva experiencia de su eterna esencia le costaron una puñalada de un eterno dilema.
¿Esa era realmente su vida o caminaba por los días de una vida en la que ya estaba todo firmado?
Se encontraba a medio camino, literal y metafóricamente, entre señora con cardado amaneciendo a la 8 para sacudir alfombras y empanar el filete para el niño y chica con estudios pero sin trabajo, con cierta tendencia a invertir tiempo en estudios sobre el genero opuesto sin más resultado que una larga lista de nombres impropios, que diría Sabina.
Frente a la puerta de su destino pidió una segunda opinión y el reflejo en la cristalera le devolvio a la realidad.
Al otro lado el propietario de numerosos títulos nobiliarios, entre ellos "La Grande de España".
El que sonreía era el recién nombrado compañero de trabajo, que desprendía un olor cercano, un aroma confortable que la trasladaba a las noches de la triple P (pizza, peli y polvo).
Su nombre ya había ocupado la agenda de Alexandra,aunque al parecer eso había sido hacia dos mil billones de años.
Hablaban como dos extraños, bromeaban como dos colegas, se buscaban como dos amantes.

A Alexandra le huyo una sonrisa directa del insconsciente. Como diría ella si algún día fuese madre: A esa hora de la noche las putas y los borrachos no solo están en la calle, tienen otros planes.

domingo, 11 de abril de 2010

Aquellos maravillosos antros

8:00 P.M.
Comienza el ritual.
Vaqueros ajustados, camiseta negra con moderado pero sugerente escote, algun detalle que imprima su sello propio, para evitar confusiones con los rebaños de street fashion ataviadas con los atuendos gentileza de Amancio Ortega y listo.
Sombra aquí, sombra allá. ya sabeis, lo típico en estos casos.
Aquella noche no prometía demasiado, Alexandra había quedado a las 10 para un recorrido gastronómico por los peores y más exquisitos antros de la ciudad. Sobre el papel parecía un buen plan, de no ser porque los vinos en "cunquiñas"de barro iban a ser degustados en la grata compañia de sus compañeros de facultad.
Entiendase compañeros como un mal uso del masculino como genérico, porque de ser totalmente sinceros se trataba de 13 arpías con varias capas de chapa y pintura, unos modales exquisitos y conversaciones del tipo:
- No mires ahora,pero...
- (Giro de 360º tipo niña del exorcista)
-¡que te he dicho que no mires, tia!Ahi detrás está Nacho con la zorra de su novia. No entiendo que le ve, de verdad. Va como si la hubiesen sacado de casa a la fuerza.¿Que es eso que lleva? Tengo pijamas con más estilo...

Y en medio de todos estos apasionantes debates se encontraban las 13 y la Alexandra en discordia.
La labor de guía no era sencilla, cualquier local sin ese toque minimalista-chic estaba descartado automáticamente. Sin embargo, ese día habían cedido al plan, quizá por voluntad propia, quizá por todo lo que habían escuchado hablar de Andrés, el dueño de Atando y el polvo productivo de moda.
Andrés tenía esa mirada que te arrebata la concentracion e incluso las bragas, tenía esa voz que electrificaba arterias y venas, dejándote hasta el último vello de punta. Además en sus ratos libres era futbolista.
Cuatro rondas de ribeiros y algunas tortillas después todas habían sucumbido. Seguir el tour por el resto de locales era impensable, lucharían como animales en celo hasta que alguna se llevase el trofeo.
Pasaban de las doce y Alexandra entre temerosa y asqueada por aquella camada de hembras hambrientas fue a pedirse un vodka a la barra. Su plan era perder poco a poco la conciencia desde ese mismo momento, hasta conseguir olvidarse de quien la esperaba en la mesa de al lado.
Mientras la camarera la servía y Andres seguía siendo atacado por las arpías, observó al fondo de la barra a un chico garabateando en la servilleta, acompañado por un gin tonic y un paquete de chesterfield.
-¡Hola!Si no me permites que te robe un cigarro creo que no seré capaz de acabar la noche con la misma cordura con la que la comenzé.
- Coge.¿Un mal día?
- No, inadecuada compañía.

El bar comenzó a parecer más acogedor.Las agujas del reloj decicieron hacer su ultimo sprint.
Solo habían pasado tres vodkas y cuatro gintonics y las arpías decidieron marcharse a un lugar más animado, en el que pudiesen ver las últimas tendencias en moda mientras recorren la discoteca en lo que por las redes sociales ya se denomina la "hacer la Putivuelta".
-¿Te quedas o te vienes?
- No me encuentro demasiado bien, me voy a tomar esta copa y me voy para casa.

Evidentemente estaba mintiendo.
Aunque Borja, que asi se llamaba el rarito de las caricaturas, había decidido que en vez de mentira, había contado una media verdad.
Tres minutos de silencio y dos pitillos robados después arrancó otra servilleta en la que escribió:
"Quédate a dormir, es todo lo que quiero..."
Alexandra esbozó una sonrisa y aunque no le pareció muy original el copia y pega de la letra de Mclan, le arrebató el boli y anotó:
¿No me parece mal plan pero es todo lo que me prometes?

No hubo más notas, no hubo más copas.
La mano del extraño carente de compañía dibujaba su cuerpo, la lengua pincelaba su boca y ella soltaba lastres del pasado con cada magreo.
Acabaron en uno de esos pisos de estudiantes de dudosa higiene y cama de noventa.
No sabía si producto del vodka o realmente el chico hacía bien algo más que dibujar.
A las mañana siguiente decidió usurparle un cuaderno y terminar la cosa como había comenzado. Escribió la última nota:
Gracias por el cigarro. Gracias por la compañía.
Gracias por ser distinto.

Y así,decidió salir sigilosamente de la habitación, buscando la puerta de entrada con el temor de que apareciese algún compañero de piso desconocido y con ganas de conversación.
LLego a casa satisfecha y resacosa, pero sobre todo satisfecha;sin numero de teléfono al que recurrir y cagarla, sin problemas, sin tira y afloja, sin complicaciones y con condón.
Al fin y al cabo, tan mal no está el mercado.

sábado, 10 de abril de 2010

Obsession!

*La obsesión en el amor se caracteriza por el intento de control de la relación y de la pareja que representa un objeto más de propiedad del sujeto.
El que se obsesiona considera a la seguridad y la tranquilidad como elementos esenciales en la vida, donde las posesiones, tienen primacía, sin darse cuenta que también él es un prisionero*

¿Realmente era algo tan aislado? Releía una y otra vez las mismas líneas intentando buscar una característica que no cumpliese, algo que la convirtiese en la excepción.
Pero no era así.
Podría no ser tan malo.Podría normalizarlo: Soy alexandra, morena, ojos marrones, cuerpo de guitarra, obsesa y pésima cocinera.
No sabía si llegaba a estos extremos, pero en las últimas semanas aquel portatil Sony Vaio se había convertido en una prolongación de su cuerpo.
Fran había decidido que aquella bonita historia de sábanas revueltas y orgasmos silenciados en su pequeño piso de estudiantes no era algo relevante para mantener una amistad. Había conseguido desaparecer completamente de su vida: ni mensajes, ni llamadas; los 30 e-mails diarios se habían reducido a la carpeta de mensaje leídos. Nada nuevo.
¿Nada?¿Había conseguido desaperecer por completo?
Bendita era de las nuevas tecnologías.
Alexandra salía de trabajar a las 8, un cuarto de hora y tres pitillos fumados ansiosamente después, ya había revisado fotolog, facebook, tuenti, twitter y todas aquellas redes sociales que le pudiesen proporcionar cualquier tipo de información sobre sus movimientos. Los accesos directos a todo lo relacionado con Fran V. cubrían parte de la instantanea que adornaba el escritorio.
Comentarios, amigos, amigos de amigos, enlaces, etiquetas, álbumes, fotos,...
Y en el fondo, la rabia desaparecía un instante de sus ojos para dar lugar al orgullo, orgullo de su capacidad para investigar, para establecer relaciones lógicas, para elaborar teorías que con el tiempo se confirmaban.
Sabía que si Fran presenciase este casi ritual de seguimiento le habría obsequiado con un sinfín de calificativos sin un ápice de cariño en su significado.
Y si, puede que no tuviese demasiada capacidad para pasar página, que le costase aceptar, que de algún rebuscado modo estuviese invadiendo su intimidad pero...
Había que admitirlo: ella era una cotilla de puta madre y él un capullo integral.

viernes, 9 de abril de 2010

Maldiciendo sus escasas virtudes: compasión?

Sergio es cocainómano y camarero, principalmente.
Un trabajo absorbente con posibilidad de ingerir cantidades masivas de alcohol en horario laboral fue el principal responsable de su encuentro.
Ella desconocía todos los aspectos externos de su vida, se limitaban a tontear usando la jerga besugil.
Por desgracia aquello no duró demasiado.
Sergio decidió introducirla en sus desgracias e infortunios. Siete copas y gramo y medio después, él apenas articulaba palabra y ella se sentía reflejada en algo más que sus desencajados ojos negros.
Se les fue de las manos....y les llegó a la boca.
Pasaban de las once de la mañana y la noche les había sabido a poco.
Él decidió no ir a trabajar y ella decidió empezar a decidir.
El alcohol se expulsaba a cuentagotas de su cuerpo para dejar hueco a la razón.
Fue entonces cuando comenzó a recapitular:¿En que momento de la noche había dejado de ser aquel chico flacucho y más bien feo para aparecer ante ella como un firme candidato a quedarse en la lista azul?
¿En que instante su corazón de arpía se había ablandado frente al polvo de una noche y lo había convertido en su próxima buena acción?

jueves, 8 de abril de 2010

El pasado y otras infamias

No se que la impulsó a decirle adiós,creo que desde entonces no ha sido la misma.
Los dedos de una mano contaban sus años juntos, era un amor de adolescencia que, como las series con audiencia, se había prolongado innumerables capítulos sin una base demasiado sólida.
Habían afrontado la etapa más cambiante de su vida juntos, se conocían demasiado, se confiaban demasiado y donde otros veían un momento idílico, ella vió el momento de huir.
Aquel día, más bien noche, llovía. Mientras él pedía una explicación, una oportunidad y un tratamiento efectivo para la pulmonía que se le estaba adueñando del cuerpo, ella miraba al cielo, purificándose, trasladándose a alguna ceremonia tribal donde los ancestros te limpiaban las heridas del alma con agua de lluvia.
Hoy al mirarla, desconfío más que nunca del poder de los ancestros pero puedo creer en el destino.
En aquel momento su trabajo se convirtió en su mayor refugio. Le faltaban cuatro otoños para llegar a la mayoría de edad, impedimento para escaparse tan lejos como quisiera.
Dormía por la mañana, trabajaba por la tarde y vivía por la noche.
Había substituído los colacaos y la buena compañía, por el licor 43 con manzana y las varias compañías.
Descubrió tantas bazas para hacerse más fuerte como días había agotado viéndose débil.
Reanudó su eterna interrelación con los hombres, esos grandes desconocidos.Sin embargo, no se reconocía en sus palabras, había perdido la confianza, la seguridad de la presa que aun no ha sido cazada.
Hablaba con cautela, resguardándose de caer en la misma trampa con distinto nombre.
Pero como le susurraba Amaia Montero desde los cuarenta latino mientras limpiaba botellas y reciclaba numeros de teléfono: Caer está permitido, levantarse es una obligación.
Y cayó.

Iniciando presentaciones...

La puerta se cierra tras él.
Un piso de 140 m² la enfrenta con su propia compañía, con su oxidada capacidad para contar.
Supongo que podría presentarla como la han definido tantos otros: despierta, extrovertida, inteligente, orgullosa, obstinada y caprichosa.
Realmente no estoy segura de que quede algo de todo aquello.
Recuerdo aquellas conversaciones del pasado donde Doña Luisa, profesora de lengua, dedicaba 7 minutos de su tiempo, tras acabar la clase, a pintarle su futuro con palabras. Destacaba su capacidad de asimilación, la rapidez en la lectura y lo distinto de sus relatos. Tenía una magia distinta, lograba crear un vínculo especial con todo aquel que entraba en su vida. Extrañaban sus evasivas ante lo nuevo, el miedo a implicarse, no había tenido tiempo de forjar un carácter tan resentido.
Doña Luisa siempre la animaba a relacionarse, a ganar compartiendo, a aprender del otro. Podría llegar donde se propusiese, tenía mucha capacidad, capacidad para racionalizar, para conocer, para aprender, para aprovechar.
Al parecer en aquel momento carecian de importancia la ambición, los factores externos y los bajones emocionales.
Ahora después de años de montañas rusas puedo decir que quien abajo firma es una mezcla de realidad y ficción, de lo propio y lo ajeno, de lo contado y de lo vivido.
Quizá este blog acompañe a su sombra durante un largo camino o quizá no pueda seguir su ritmo.