sábado, 14 de mayo de 2011

Quien no arriesga....

En tiempo de cambio, aspiraba polvo viejo.
Cierto trasfondo obsesivo-compulsivo provocaba rutinas de limpieza, relajante natural para las mariposas que devoraban su aparato digestivo.
Recién levantada, sin conservantes ni colorantes, regalaba invitación con sonrisa a todo aquel que quisiera pasar y ver.
Él aceptó. Reticente, pero acepto.
No parecía haber visto muchas como las de su especie, pero hacía que se sintiese cómodo.
En tardes de comilonas y dolores de risa, la teórica de la compatibilidad de caracteres se había extinguido.
Examen práctico, aprobado.
Semejaban detestarse el uno al otro, el otro al uno.
Entre manifestaciones de odio, evitaban escucharse y los desprecios descafeinados eran constantes.Sin embargo, perdidos en otra galaxia, la de las miradas, los dos se decían lo mismo: Gracias.

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