miércoles, 4 de mayo de 2011

Viviendo entre típicos y tópicos



Eliminó de su agenda algunos minutos de estrés para sumárselos a aquel nuevo fichaje.
Aquel chico con sonrisa de Joker y ojos vidriosos tenía pasión por el diablo aún negandose a ceder su nobleza al purgatorio.
Alexandra, de mirada siempre atenta, lo analizaba.
Analizaba sus silencios y sus palabras. Examinaba su timidez cercana, su curiosidad sana, su cortejo infantil.
En una mesa redonda, mientras se hidrataban en polos opuestos -él batido frio, ella caliente- le preguntó sin sutilezas:

- ¿Realmente todas obedeceis a estos tópicos? Incluso las de gustos más variopintos, las alternativas, las hippies, las románticas o las idílicas respondeis babeando como reflejo al paseillo de cualquier engreido con actitud chulesca enfundado en unos buenos abdominales.

A Alexandra se le agotó la respuesta que guardaba en la recámara. Segundos antes había hecho un comentario que seguía esa misma línea. Incluso ella que siempre había defendido la atracción menos física, el atractivo de las miradas, de jugar con las palabras, de la comunicación piel con piel.
Incluso ella, con tintes alternativos y enraizada en el movimiento hippie, salibaba ante un plato de coresterol, ante aquellos que satisfaccían sus necesidades más primarias de ser dominada por el macho alfa de la manada.
Aquel diablo recubierto con harapos de silencio, le había robado a Alexandra sus mil y una respuestas con escasas palabras.

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